Está en Ciñera. Hay que entrar al pueblo y desde allí al cementerio. Junto al cementerio sale un camino de tierra que entra hasta la antigua Boca 50 de una mina de carbón. Allí, en la explanada que hay aparco el coche. Podemos contemplar el pequeño museo que se ha formado en la boca de la mina con útiles usados en ella. También las distintas vagonetas que hay dejadas en la explanada. Destacar esa pequeña vagoneta para transportar mineros. De los cacharros que hay en la boca llama la atención la foto de, probablemente, los últimos mineros que la trabajaron. Una imagen de Santa Bárbara preside el lugar.
Si seguimos el camino, tras pasar por la escombrera de la enorme mina a cielo abierto que hay detrás, nos adentramos en una garganta donde está el Faedo (hayedo).
Me cierra el camino un grupo de caballos que pasta por la zona.
El Faedo es muy bonito con dos macizos, uno que se encarama por la ladera derecha y otro central más viejo que ocupa el centro de la garganta y que hay que atravesar. En él se cuenta la historia de la Bruja Haedo. En el silencio de estos hayedos a veces uno se vuelve a mirar para atrás.
A continuación empieza un sendero que se introduce en la garganta y que en su zona más angosta se pasa por un puente de madera moderno. Antiguamente cuenta la historia que había una especie de pasarela de palos clavados en la pared y por la que pasaban los mineros del poblado del Villar del Puerto para ir a la mina. En la garganta hay pozas de forma redondeada formando como grandes cacerolas y que comúnmente se llaman “marmitas de gigante”. Se formaron por el movimiento de cantos rodados atrapados en estas pozas.
Destacar esas peñas que rodean la garganta con esas rocas en difícil equilibrio y que figuran siluetas de monjes... o ¿quizás de brujas petrificadas?.
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