Observaciones a este blog

OBSERVACIONES A ESTE BLOG:
+13-12-20. Tras un periodo largo en el que me he quitado el cansancio que tenía del montaje de mis excursiones, vuelvo a sacar nuevas. Voy a ir hacia atrás sacandolas por lo que hay que estar al tanto.
+ 11-12-25. Los distintos artículos que aquí publico están ordenados por la fecha en la que ocurrió la excursión o acontecimiento. La falta de tiempo, a la que todos estamos sometidos, hace que publique excursiones bastante más tarde de cuando se realizaron. Eso da lugar a que parezca que en la página no se publica nada nuevo pero se están incluyendo artículos en fechas pasadas. Ruego a mis seguidores fieles que repasen un poco los meses y años pasados en busca de artículos que no han leído.

domingo, 28 de octubre de 2007

07-10-28 Pico Gilbo (León).

             Las distintas veces que he pasado por la carretera que va del embalse de Riaño al pueblo del mismo nombre me he sentido atraído por un pico muy singular que hay se puede decir que en medio del embalse y con una punta muy aguda. No es muy alto pero tiene una pendientes importantes.
            Para subir nos desviamos al pueblo de Horcadas. Allí dejamos el coche y seguimos andando por el camino de tierra que sale junto a la iglesia. Enseguida se bifurca y hay que seguir el camino de la derecha. Subiendo todo seguido se llega a la base de la montaña. Una vez allí se ven las repisas por la ladera sur de la montaña hasta llegar a la cresta.
            Cresteando luego se llega a la cima. En la cresta hay alguna zona estrecha con cortados a los lados pero se pasa bien. No obstante para los que tengan vértigo se puede dar un rodeo por la umbría y llegar igual.
            La vista en este pico es espectacular. Se ve todo el embalse que rodea la montaña. También se ve la población de Riaño y buena parte de las montañas de alrededor, entre ellas y muy cerca el Yordas.
            Bajamos en dirección hacia Riaño por la zona de la umbría. Se llega a un collado en la base de la montaña por el que se puede volver hacia Horcadas.







sábado, 27 de octubre de 2007

07-10-27 Bierzo (León) .

             Hoy tocaba una excursión cultural y decidí ir para el Bierzo.
            Así que desde Huergas tomamos el atajo que va por La Magdalena, Soto y Amio, Valdesamario, Tremor hasta acabar en Bembibre. Seguimos sin parar hasta Ponferrada. La idea era ver el castillo templario. También tenía idea de ver la exposición de Las Edades del Hombre si no estaba masificada. Como lo estaba, pues solo vimos el castillo.
            Por lo menos la exposición nos permitió llegar sin problemas y tener un aparcamiento bueno habilitado para esta. Queda un poco lejos de la zona donde está la exposición y el castillo pero solo es un paseo.
            El castillo es famoso por ser templario pero por lo que dice el folleto de templario ya no le queda prácticamente nada. Hay quien dice que su aspecto militar y espartano viene de este origen pero la mayor parte se construyo después. Partió de un recinto fortificado que constituyó un castro pero en el siglo IX fue destruido. Lo reconstruyeron los templarios para proteger el Camino de Santiago pero cuando la orden fue disuelta pasó a la Corona de Aragón que lo dejó a cargo del Señor de Lemos. Éste fue el que empezó a construir el castillo viejo. Después se fue ampliando hasta lo que hoy se ve. En la guerra contra el francés fue destruido para que no cayera en sus manos así que casi todo fue reconstruido. Además en la actualidad debe de haberse metido algún arquitecto en los trabajos de rehabilitación y ha hecho uno de esos empastres de mezcla de antiguo y moderno a que tan dados son.


            En fin uno se puede dar una vuelta por todo el recinto y por lo menos ver la estupenda vista de toda la población ya que estamos en la zona más elevada.


            Tras ver el castillo tomamos el coche y nos fuimos hasta Cacabelos.
            Allí fuimos a la búsqueda de un castro llamado Ventosa. No nos costó mucho hacerlo. Salimos de la población hacia Villafranca del Bierzo y al poco unos carteles nos indican su situación. Subimos por un camino a lo alto de un gran cerro, plano en su parte superior, ideal para la construcción de un poblado antiguo. Desde este punto se domina buena parte del valle. Es curiosa además, ahora en otoño, la vista de los viñedos con el colorido de las hojas agostándose. El castro y el posterior poblado romano debieron tener una gran importancia dada la amplitud que ocupa su recinto. De él solo se puede dar la vuelta alrededor de su muralla que está excavada en su totalidad. La parte interior no está excavada en absoluto y por tanto no se ve nada. Ahora son viñedos. Han puesto un guarda que está allí durante el día y espanta un poco a los saqueadores. Parece que fue una gran ciudad en tiempos romanos llamada Bergidum Flavium. 



            Tras esto bajamos a Cacabelos a comer. Aprovechamos las 23 Jornadas Gastronómicas del Bierzo para comer por un precio cerrado de 22 euros. Intentamos hacerlo en el restaurante El Apóstol que nos habían recomendado pero fue imposible sin reserva. Así que fuimos a otro en la misma manzana llamado El Refugio de Saúl. El lugar está muy bien arreglado y es agradable pero el servicio fue lentísimo. No se que problema tendrían pero tardamos muchísimo en comer. El cuarto de baño bastante abandonado y la comida aceptable.
            Tras esto tomamos la autovía hacia La Coruña para salir en Vega de Valcarce. De allí nos metimos a las montañas que hay hacia el sur para buscar las famosas minas de wolframio de Peña del Seo. Tienen una historia curiosa. Los alemanes descubrieron durante la Segunda Guerra Mundial que el hierro con pequeñas cantidades de wolframio tiene mucha más resistencia, especialmente al calor. Esto hacia que el blindaje de sus carros fuera superior así como de otros elementos como son por ejemplo los cañones. Esto hizo que todos los yacimientos de este mineral en todo el mundo fueran codiciados por los alemanes. España era deudora de los alemanes y permitió que se vendiera a ellos. Existían dos yacimientos, uno en la provincia de Salamanca a pocos kilómetros de Portugal y otro aquí en el lugar que nos ocupa. La explotación se inició anárquicamente. La gente empezó a explotar la peña al ver que venía gente a comprar la piedra negra y pesada a precios desorbitados. Consiguiendo unos pocos kilos la gente se hacía rica.
            La explotación no estaba registrada y cada uno tomó lo que pudo convirtiéndose la zona en un salvaje oeste donde hubo tiros, peleas...
            Los aliados viendo el interés de los alemanes empezaron a comprar a mejor precio el mineral sin conocer inicialmente su uso. Esto dio lugar a un mercado negro a través de Portugal. Los aliados compraban este mineral lo embarcaban y lo hundían en el mar al no saber que hacer con él.
            Este elemento químico produce dos tipos de mineral uno oscuro y pesado y otro parecido al ámbar de color ocre y traslúcido. Los mineros que lo explotaban desconocedores de la existencia de estas dos presentaciones desechaban la ambarina pues no les parecía que un metal pudiera tener esta constitución a pesar de ser igualmente rico.
            Al final el Estado viendo el interés de este mineral construyó un poblado y legalizó la explotación. A los pocos meses avances tecnológicos dejaron esta aleación sin interés y el metal pasó a no ser rentable con lo que la mina cerró.
            Bueno la verdad es que me atraía mucho las fotos que vi en internet del antiguo poblado y la intención era buscarlo aunque no tenía unos datos muy claros de cómo llegar. Vi un croquis en el que parecía que se podía ir desde Moral de Valcarce y para allá me fui. Este pueblo está muy escondido tras kilómetros de pequeña carretera llena de curvas y de cuestas. Parecía que uno se metía en el Bierzo profundo. Al final llegamos al pequeño pueblo viejo y anticuado en la ladera de un solitario valle. Por lo menos el paisaje era precioso lleno de castaños cargados de fruto y a cual más antiguo. Habían castaños que perfectamente podían tener 2000 años.


            Cruzamos el pueblo por la estrecha calle de hormigón cuesta abajo y al salir nos metimos en un pequeño camino en media ladera y sin un solo sobreancho en el que nos pudiéramos meter para dar la vuelta. El camino se iba estropeando cada vez más y nos la vimos negra para dar la vuelta y poder salir de allí.
            Con esto no tuvimos ganas de más búsqueda y nos dedicamos a coger las abundantísimas castañas que había por el suelo.
            Nos quedamos sin poder ver estas minas que quedarán para otra ocasión.
            Con esto ya nos volvimos para casa.

domingo, 21 de octubre de 2007

07-10-21 Refugio de Vegabaño (León).

            Esta es otra excursión que teníamos Raúl y yo largo tiempo prevista pero hemos esperado hasta octubre para ver el hayedo de la zona en todo su esplendor otoñal.
            Luisa y yo salimos temprano. Era una fría mañana con una razonable helada.     –2 ºC en Huergas.
            Salimos hacia La Robla y allí cogimos la carretera que se dirige hacia La Vecilla y Boñar para acabar en la nacional que se dirige hacia Riaño.
            Raúl y Zulema, nuestros compañeros de correrías, no podían ir hasta la tarde por lo que nosotros decidimos ir haciendo camino y deteniéndonos a ver zonas que nos interesaran.
            Así que cuando pasamos por el desvío, ya poco antes de la presa de Riaño, de Lois decidimos ir a visitarlo. En primer lugar nos llamó la atención lo escondido que está. Si no recuerdo mal son solo 8 kilómetros pero por una carretera muy estrecha y retorcida. En gran parte va encajonada en un vallecito y se hace largo el camino. No llega a las 10 h. de la mañana y el frío continúa. El paisaje es increíble pues los árboles caducos provocan una lluvia de hojas impulsada por una inapreciable brisa. Hay varios pueblos más escondidos en esta zona; de ellos solo se ven los carteles indicadores del desvío. Al final de la carretera se llega a Lois.


            Se dice que es un pueblo de hidalgos y esto hace que hayan bastantes casas señoriales con escudo. Por lo que yo se hidalguía solo significaba que la familia era cristiana vieja y no procedente de moros o judíos. No creo que este pueblo ni en épocas doradas hubiera dado para mucha familia noble. Sin embargo su cierta riqueza pudo venir de la emigración de algunos de estos nobles a tierras americanas.
            Como indica textualmente el librito de la Diputación de León llamado “Monumentos de la provincia de León”: “Casi todos los habitantes de Lois eran hidalgos, como indican los escudos de sus casas. Las familias más poderosas, los Alvaréz Acebedo y los Rodríguez Castañón, enviaban a sus hijos a seminarios, universidades, y a hacer carrera militar en Indias. Desde el siglo XVI el pueblo dio tres obispos, un prior de San Marcos, un regidor en Perú y un gobernador de Filipinas –entre otras personalidades-, y se convirtió en centro cultural de la montaña gracias a su Cátedra de latín, fundada en 1740.”
            Es decir que a pesar de ser un pueblo perdido en la montaña tuvo unas familias que supieron moverse por el mundo y enriquecer su pequeño pueblo. Prueba de ello es su iglesia promovida por dos de sus obispos y que por su espectacularidad para un pueblo tan pequeño es llamada “Catedral de la montaña”. Una enorme iglesia de piedra anormal para el tamaño de las habituales de la zona.
            En este pueblo la mayoría de las casas están rehabilitadas supongo que por gente de fuera que las usa para veranear.
            También hay que destacar la “casa del humo”. Es una antigua casa al estilo palloza con techo de matojos y sin chimenea. El humo salía a través de los matojos. Por ello la llamaban casa del humo. Esto permitía que se conservara el techo y se mantuviera su impermeabilidad. En estas casas de una sola habitación separada en departamentos vivía el ganado, las personas y el grano. Es destacable esta casa porque hasta no hace muchos años vivía todavía un hombre de esta forma.
            El recorrido hasta el pueblo es muy bonito pues discurre por gargantas cerradas entre bosques de robles y chopos.
            Tras esto volvimos a salir hasta la nacional y seguimos nuestro camino hacia Oseja de Sajambre.
            Pasamos la presa de Riaño, Riaño pueblo y seguimos hacia el puerto del Pontón. Es curioso porque aunque en este punto pasamos la divisoria de aguas entre la cuenca cantábrica y la del Duero, seguimos en la provincia de León. Y es que toda la zona de Sajambre, la cuenca alta del Sella pertenece a León porque el acceso a Asturias era mucho más difícil todavía. Pasar el puerto y empezar a bajar es un camino impresionante entre bosques y más bosques de robles. El valle a pesar de ser cerrado permite la existencia de unos pocos pueblos encaramados en la montaña como son Oseja, Ribota, Pierdes, Pio o Soto. A continuación de Soto el valle comienza a cerrarse y la carretera discurre por una garganta cerrada de increíbles cerradas. Constituye el desfiladero de los Beyos. No me extraña que hasta hace poco el camino hacia Asturias fuera imposible.


            Por esta zona nos paramos creo que en Tolivia para ver una cascada que hay junto a un hotel rural. Allí pudimos degustar el suave queso de Beyos. Seguimos el camino que poco a poco se fue abriendo hasta llegar a Cangas de Onis.
            Tras echar gas-oil (en esta zona no hay muchos sitios donde echar) nos volvimos a subir hasta cerca de Oseja, donde está el desvío hacia Soto de Sajambre.
            El camino empieza a subir por una empinada ladera hasta introducirse en un elevado valle donde se encuentra el pueblo. Destacar del pueblo el enorme caserón de la escuela producto de un benefactor indiano oriundo del pueblo. Quieren hacer un mueso pues son muchos los materiales didácticos extraordinarios para la época de los que dispuso este colegio gracias a este hombre.
            Tras comer hicimos tiempo hasta que llegaron nuestros amigos Raúl y Zulema. Cuando llegaron, subimos andando hasta el refugio de Vegabaño. Se puede subir en coche por una pista forestal hasta bastante cerca del refugio pero nosotros decidimos subir andando por los espectaculares bosques de hayas que hay por el camino.


            Al final llegamos al refugio que se encuentra en un valle más alto que el del pueblo y ya a los pies de los grandes picos de la zona occidental de los Picos de Europa.


            El refugio es una pequeña casa preparada para el duro clima de la zona y aprovechado al máximo su espacio para alojar a la máxima gente posible que lo necesite. Lo gestionan una estupenda pareja que viven en este duro ambiente junto a su hijo de unos pocos meses llamado Dovra (como el río cercano que discurre por este valle). Dispone de dos pequeñas habitaciones donde unas literas corridas permiten dormir a un buen número de personas. Unos altillos ideados y construidos por el guarda que recorren todas las habitaciones e incluso el pasillo permiten aumentar el número de gente que puede dormir en el refugio. Incluso el salón tiene dos amplios altillos donde duerme más gente.


            La convivencia en un sitio tan reducido es solo posible por la buena disposición de los montañeros que en estos sitios se comportan con una solidaridad fuera de duda. La buena disposición de los guardas es también elogiable. Es complicado vivir más de treinta personas con un solo baño y un solo lavabo pero sucede.


            Nuestro amigos Raúl y Zulema son buenos amigos de los guardas y esto nos permitió gozar de una cordial cena con ellos. Es notable la calidad y cantidad de comida que dan a todos los alojados con la precariedad de medios de que disponen. Solo decir que la nevera es el arroyo que discurre pegado a la casa.


            Nosotros teníamos ganas de acampar y lo hicimos en el prado a pesar de que el PORN (Plan de Ordenación de Recursos Naturales) del Parque Natural de Picos de Europa incomprensiblemente lo prohíbe. Es normal que en parques naturales se prohíba la acampada  pero no vivaquear, es decir se permite montar la tienda cuando anochece y por la mañana temprano desmontarla. Aquí en este parque esto se permite a partir de los 1600 metros de altura pero no aquí que hay 1300.


            La noche era fría pero pudimos aguantar en nuestras tiendas.


            Por la mañana, tras un buen desayuno subimos al pico Jario. Es un humilde pico cercano, una de las primeras estribaciones de los Picos. Sin embargo es cómodo y tiene unas vistas espectaculares de todo el valle de Vegabaño, de Sajambre, de Valdeón de buena parte de los Picos Occidentales y de los Centrales.
            En el refugio está presente siempre la estrella del macizo occidental que es la Peña Santa de Castilla visible desde cualquier punto de esta zona.
            Tras una espléndida comida en el refugio nos volvimos a Soto y con cierto cansancio pero un gran placer nos volvimos para casa.
            Las hayas, las hayas son impresionantes.