Llevan varios días prediciendo un fuerte temporal de frío. Viene una masa de aire polar y se supone que llega hoy.
De todas formas me levanto temprano, por la mañana, y me preparo a ver si puedo salir. Muchas veces suelen adelantar las predicciones y los temporales llegan más tarde o disminuidos. Lo que veo es que, a diferencia de ayer, el día está nublado y hace un poco de viento pero no parece que la cosa esté muy mal. Así que salgo para la montaña.
Bastantes dudas de adonde ir. No conviene ir a una montaña lejana pues si empieza a nevar la vuelta en coche puede ser complicada. Tampoco conviene una montaña muy alta o lejana a pie por si hay que cortar la marcha y volver rápidamente. Al final me decido por un pico menor que se sube en 1 hora llamado Currillines de 1942 m. Este pico está en Millaró.
Así que subo hacia Villamanín. Según voy subiendo la cosa se va complicando. Va empezando a caer nieve cada vez más y el viento arrecia. Cuando salgo de casa estoy a 2 ºC pero según voy subiendo llego a 0 ºC y en algunos momentos a –1 ºC.
Para entrar a Millaró hay que pasar Villamanín y Villanueva de la Tercia. Poco más adelante hay un pequeño desvío a la derecha que pone Millaró. Parece la entrada a una cantera pues es lo que hay detrás de la vía del tren. Entramos en un barranco muy espectacular. Es muy rocoso y con gran cantidad de rocas en posición de equilibrio inestable que le dan cierto aire de misterio. El valle se cierra y pasamos por una garganta en la que solo cabe la pequeña carretera y el arroyo. Poco más adelante empieza a abrirse y debe estar el pueblo pero no llego pues la nevada aquí es tan fuerte que ya empieza a quedarse en la carretera y no tengo ganas de quedarme aislado en una carretera tan secundaria.
Bajo de nuevo a la N-630 lo cual me da cierta sensación de seguridad. Ya volveré otro día con mejor clima.
Subo hasta Busdongo para ver como está el ambiente y comprar una hogaza de pan de las que venden tan estupendas.
Aquí las montañas ya empiezan a clarear aunque el fuerte viento no ayuda a que cuaje la nieve.
Bajo de nuevo a Huergas y busco una nueva ruta. Por aquí en Huergas todavía hay claros de sol por lo que pienso que por esta zona se pueda hacer algo. Decido ir a la ruta de los Calderones que está en Piedrasecha.
Para ello bajo hasta La Robla y giro en dirección a La Magdalena. Un par de kilómetros antes de la Magdalena hay un desvío a la derecha que indica Otero de las Dueñas, Viñayo y Piedrasecha. Piedrasecha es el último pueblo de la carretera. Es un bonito pueblo metido en un pequeño valle separado del resto por una garganta estrecha. Parece que viven unos pocos vecinos pero supongo que la mayoría de las casas son de veraneo de gente que proceden de este pueblo. Hay un restaurante y parece que alguna casa rural.
Continúo al fondo del pueblo donde está el restaurante y empieza el sendero de los Calderones. Es un amplio sendero que va por un barranco que poco a poco se va cerrando cada vez más. Las rocas calizas van creando curiosas formas y destacan los increíbles micropliegues que forman los estratos. Llego a una zona donde las paredes de la garganta se pueden tocar con las manos y ya no se puede seguir más pues el arroyo ahora lleva agua. En este punto hay una cueva a cierta altura con varias ventanas y con una pequeña ermita de la Virgen del Manadero.
Tras esto vuelvo al pueblo. El viento es muy fuerte y nieva copiosamente aunque no cuaja.
Vuelvo al pueblo y me doy un largo paseo por la carretera de Llombera con Chus, el casero de la casa rural donde vivo, para llevar su caballo a otros prados. El viento sigue siendo muy fuerte y cada vez nieva más pero no tengo ganas de estar encerrado en casa.
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