De la ida a Perú comentar, inicialmente, la paliza de viaje.
Me levanté a las 5 de la mañana en León para coger el tren a las 7h e ir a
Madrid. Ya en Chamartín tomé el metro para ir al aeropuerto. Hay que pagar un suplemento
de un euro para ir a este lugar. Te venden billetes en cualquier estación que
te incluye el viaje normal de metro y el suplemento. Hay que tener en cuenta
que no hay una separación entre esta línea y el resto que te impida tomarla,
pero si te piden el billete a la salida y no puedes salir si no lo tienes. El
metro tiene dos estaciones, una en la T4 y otra en la T2. Para ir a la T1, que
es donde tomo el avión, lo más rápido es llegar a la T2 y luego andando por
dentro del aeropuerto llegar a la T1 siguiendo las indicaciones.
Mirando los inmensos llanos de Castilla camino de la
emigración.
Llegué a buena hora, sobre las 12h 20’. Me fui a facturación
y me encontré con la sorpresa de que todos los vuelos de Air Europa pasan por
la misma cola de facturación por lo que la cola es interminable. Estuve como
hora y media para facturar el equipaje. Tras esto pasé por el control de
seguridad y luego el de aduana. Llegué a las 14h15’ a la puerta de embarque. El
avión salía a las 14 h 45’ aunque se retrasó más de media hora.
El viaje dura sobre 12h. Esto significa que se llega sobre
las 3h de la madrugada hora de España. Sin embargo en Perú es las nueve de la
noche. Es como si hubieras viajado solo 6 horas cuando te has dado una paliza
de 12.
Tuve suerte y el avión no iba lleno por lo que me pude
cambiar de asiento e ir con uno al lado vacio. El viaje fue tranquilo aunque
hubo bastantes zonas de turbulencias suaves.
La llegada al aeropuerto Jorge Chavez de Lima se hizo
rápido. Es de destacar las prisas de la gente que ya se estaba quitándose los
cinturones y levantándose cuando el avión todavía no se había parado y las
azafatas haciéndolos sentarse.
El avión que nos lleva a Lima.
La estancia en el aeropuerto fue larga. Primero hay una
larga cola para pasar por inmigración. Allí te visan el pasaporte y te dan un
tiempo de estancia. Normalmente puedes estar hasta 3 meses como turista. A mí
me preguntó cuanto tiempo iba a estar y le dije que sobre un par de semanas. No
quise exagerar demasiado para que no pensaran que venía con otros fines que no
fuera los turísticos. Entonces me dijo que me iba a dar un mes. Le pregunté si
no podía darme más tiempo que igual estaba más. Me contestó: Usted me ha dicho
dos semanas y yo le doy un mes y ahí se acabó la cosa.
Después, comentado el tema con los demás españoles de la
empresa, no fue lo peor lo mío. A otro le dieron solo 3 días.
Tras inmigración hay que recoger el equipaje. Como siempre
mi maleta salió de las últimas con la consiguiente preocupación que la hubieran
perdido y que se cansara y se fuera el que se supone me esperaba fuera.
Una vez con la maleta hay que pasar aduanas. Hay unas colas,
esta vez casi vacías y en la cabeza hay un poste con un botón y dos flechas
luminosas. Un funcionario te hace apretar el botón y según la flecha que te
salga tienes que pasar el control de equipajes o pasas sin revisión. Aquí tuve
suerte y me tocó pasar sin revisar.
En la salida había como 100 personas con carteles buscando a
viajeros. Yo tenía a uno. Muchos son taxistas a los que se les paga para que
vengan a recogerte. El mío es uno de ellos.
Me llevó al hotel que tenía reservado en el barrio de San
Isidro, una zona residencial y de oficinas de Lima. Ya había oído lo que es
conducir en esta ciudad pero pude comprobar por primera vez en directo lo que
es una carrera de Fernando Alonso por el centro de la ciudad. Aquí la gente
lleve una mano en el pito con la que lo toca y maneja el volante. La otra mano
la suelen llevar en la ventanilla o en el cambio de marchas. Aquí vale todo
pero la verdad es que la gente no se sulfura. De vez en cuando te gastan una y
otras veces las gastas tú. No se dan pitadas, solo pequeños pitidos cortos en
los que puedes indicar a otro coche que se mueva, quejarte de que se te ha
metido por el medio o simplemente indicar tu presencia cuando vas a pasar
raspando otro coche por donde uno no pasaría nunca. También se indican a los
peatones que o te apartas o te atropellan.
Nos gusta. Nos ha alegrado saber cosas sobre tu aventura americana. Javier y Palma.
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