Aquí en Perú se escribe Cusco.
A pesar de ser domingo hoy nos ha tocado el segundo día de
curso de inducción.
El curso de inducción es obligatorio para todo el mundo que
vaya a trabajar en la mina de Las Bambas, sea de la empresa que sea y tenga el
cargo que tenga. Son unas charlas en las que explican fundamentalmente las
políticas de funcionamiento de la obra especialmente en lo referente a la
seguridad y salud y al medio ambiente. Aquí en este país las empresas mineras
son especialmente exigentes en cuanto a los criterios a cumplir para poder
trabajar en la obra, alguno de ellos que rozarían la ilegalidad en España. Por
ejemplo, en esta mina el acceso es especialmente difícil. El trayecto más usado
es desde Cuzco y hay una distancia de 70 km en recta pero 200 km en carretera
de tierra. Pues bien, nadie que trabaje en la obra puede hacer ese recorrido si
no ha hecho unas pruebas de conducción. Y lo curioso es que es un trazado
público de acceso no solo a las minas sino a mucho pueblos por lo que uno
podría decir que hace ese recorrido cuando le de la gana simplemente con el
permiso de conducir. Pues bien, si trabajas en la obra y no tienes esas pruebas
hechas te tiran de la obra.
Hemos acabado pronto el curso con examen y todo y he vuelto
al hotel haciendo algunas fotos y viendo el Cuzco no turístico. Además como iba
con los topógrafos peruanos de la obra pues he parado a comer con ellos dado
que no hay ningún otro español de la empresa aquí.
La costumbre de los peruanos es levantarse temprano y
desayunar, luego comer a las 12 h o antes y cenar sobre las 18 o 19h. Así que hoy he comido a las 12 h lo cual no
gusta al estómago.
Como no disponen de grandes medios comen en lugares
corrientes del nivel de los peruanos trabajadores. Hoy como es domingo se han
ido a comer el plato típico que es el caldo de cabeza. Esto se come en unos
lugares llamados calderías que solo hacen caldos. Disponen de varios tipos, el
de cabeza ya citado, el de gallina y algunos otros menos comunes. Son lugares
pobres pero bastante limpios donde las mujeres en la puerta tienen sus grandes
ollas donde hacen sus caldos. Dentro hay unas mesas con mantel de hule donde se
come.
El caldo no es más que un hervido de cabezas de carnero al
que se le añade ají (una especie de pimiento picante, ajo y hierbabuena.
Posteriormente cuando ya se ha hervido bien la cabeza se le añaden patatas
enteras y yuca.
Nada más se entra a la habitación el olor produce arcadas
frente al placer que les da a los peruano. El olor a sebo de carnero se agarra a
la garganta. Yo, que soy de los que me gusta probarlo todo, he tenido que
claudicar y tomarme el caldo de gallina y eso sin pensar mucho en el olor que
me llagaba de los platos de los compañeros que gozaban con sus cabezas.
Te ponen un bol tipo ensaladera que ya de partida piensas
que te va a ser difícil terminar. Yo de hecho no he terminado mi caldo. El bol
estaba lleno de caldo más un buen pedazo de gallina, una buena patata entera un
trozo de yuca y otras dos pequeñas patatas llamadas chunos que son patatas
secas por congelación y calentamiento alternativo en el ambiente del día y la
noche de los Andes.
Por la tarde me di un paseo por las calles más típicas de la
ciudad.
Esto son las barriadas de los alrededores de Cuzco.
Esto es una de las estaciones de autobuses de Cuzco.
Es domingo y hay futbol. Esto es una taquilla del estadio.
Alrededor del estadio se montan muchos puestecillos
vendiendo comida.
La mayoría de los taxis de Cuzco son así.
Convento de Santo Domingo que se construyó sobre un templo
inca.
La plaza de Armas de Cuzco que es el centro de la ciudad.
Aquí los peruanos no tienen complejos de exhibir su bandera. La bandera
aparece, por ejemplo, en todos los altares de todos los templos. También en las
emisoras de radio del país, a las doce del mediodía se toca el himno nacional.
La catedral de Cuzco en la plaza de Armas.
Calles de Cuzco
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