Cambio de aires y para ello un viaje para Caceres.
Este día ha sido una palicilla pues casi todo el día ha sido viaje. De todas formas la cosa ha ido rápida.
La ruta que he elegido es N-III para arriba hasta Tarancón, luego la N-400 hasta Ocaña. Un trocito de N-IV. A continuación no se si es la N-403 hasta Toledo. Hay una bonita vista según se llega a Toledo de todo el montículo de la ciudad con el Alcazar a la cabeza. Hay que estar al tanto pues una vez pasado el gran polígono industrial y a punto de entrar a la ciudad hay un desvío que pone Madrid, Avila y no se si alguna cosa más. Esto nos lleva por una circunvalación a la autovía N-401 que va hacia Madrid. Apenas metido en ella se separan los carriles. Hay que coger los de la extrema izquierda que van dirección Avila. De nuevo una circunvalación y por fin se llega a una peligrosa rotonda. A la derecha ya se coge la carretera que va hacia Avila y Torrijos. Pasado Torrijos, en Maqueda, se coge la autovía N-V hasta Trujillo. En Trujillo N-521 y ya se llega a Cáceres.
En todo este recorrido se pueden ver muchas cosas pero yo no me he parado pues lo que quiero es dedicarme a Cáceres. Se puede ver las Hoces del Cabriel, Toledo, Trujillo y bastantes cosas más.
Toda la zona de Cuenca y Toledo la he visto poco verde. Quizás el trigo ha crecido poco en estas fechas o la meteorología no ha sido muy favorable. Una vez pasado Torrijos y cuando nos metemos en la N-V el paisaje empieza a cambiar y hacerse más verde. Aquí empiezan los prados y la textura granítica del terreno. Las dehesas de encinas empiezan a apoderarse del paisaje y a la derecha, al fondo, toda la sierra de Gredos aparece a nuestra vista durante muchos kilómetros con algo de nieve en sus cumbres.
Todo el resto del camino son más y más dehesas con multitud de charcas y arroyos con agua.
Cáceres es una ciudad pequeña. No tiene demasiado tráfico y se recorre bien. Dejo trastos en el hotel, el Barceló V Centenario ****. Está bien pero no destaca. Lo peor es que esta a las afueras de la parte nueva, un poco lejos del casco antiguo. Sobre ocho horas de viaje contando comida y todas las paradas. Una avería de un camión en la circunvalación de Valencia ha producido varios kilómetros de retención y me ha hecho también perder mucho tiempo.
Tras un descansito cojo el coche y para el centro. No me cuesta mucho aparcar. Desde luego no intentarlo en el barrio antiguo. Pateo todas las calles del barrio viejo partiendo de la bonita y amplia plaza Mayor. El museo arqueológico municipal cierra los lunes por lo que no he podido verlo. Dicen que tiene un gran aljibe con arcos de estilo árabe. Es el palacio de las Veletas. Aquí hay que dejarse llevar y meterse por las callejas. Se puede disfrutar de las muchas cigüeñas que hay en las torres y tejados. También está bien bajarse por las callejas opuestas a la plaza Mayor, por detrás del museo. Estas forman parte de la judería. Es poco lo que queda pero con un claro sabor de judería. Si uno se para en estas calles mirando las vistas hacia el campo, podrá ver las cigüeñas salir por encima de nuestras cabezas hacia el campo y volver con grandes ramas para sus nidos. Es muy bonito ver su pesado vuelo desde muy cerca.
También se puede dar uno una vuelta por las calles comerciales que salen de la plaza Mayor hacia la zona nueva. Cáceres es ciudad universitaria y tiene mucha vida. Destaca mucho tanta juventud en una ciudad tan pequeña. Antes también había mucho militar pues estaba a pocos kilómetros el enorme CIR Santa Ana con 1800 reclutas. Ahora con el ejercito profesional no se ve mucho su influencia.
Luego tomamos unas copas. Huyo de los destilados así que me tomé una par de tónicas. Al final a la tercera ronda no pude pude resistirme a tomarme un Bee Feater con tónica tras ver como preparan las copas en los pubs de esta ciudad. No se limitan a echar hielo, alcohol y refresco en un tubo. Suelen usar copas anchas, exprimen lentamente rodajas de limón con unas pinzas de hielo para que el zumo salpique hielo y paredes de la copa. Luego echan la ginebra y el refresco. Mojan también el borde de la copa con limón. La bebida aunque parezca mentira sabe completamente distinta.
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