En la anterior excursión me quedé con ganas de patear más la zona del barranco de la Hoz. Así que a pesar del día lluvioso que ha salido, no me reprimo y me voy para allá. Durante el camino no me llovió pero cuando, una vez pasada la población de Enguera, la carretera empezó a ascender, me vi metido en una niebla que se podía cortar con cuchillo. La idea era atacar el Castellet de Sancho desde arriba del barranco entrando por la pista forestal que hay a la izquierda una vez pasado el vértice geodésico de Tintorero y el GR-7. Pero era imposible seguir por allí con esa niebla y opté por bajarme de nuevo a Enguera y ver la zona del castillo del que en algún momento he oído hablar.
Callejeé por Enguera siguiendo las indicaciones que hay del castillo y al final me vi por una pista forestal que sube hasta los pies de éste. Allí hay una casa de madera donde un simpatica chica me dio toda clase de folletos y me informó de lo que podía ver. Así que me di un paseíto por las ruinas del castillo que en este momento estaba quizás un poco más bucólico con la niebla y el ambiente lluvioso. Luego bajé de nuevo a la caseta y seguí el camino siguiendo las marcas del sendero SLV-6 hasta el poblado íbero que me comentó la chica.
La población de Enguera está a los pies de un buen macizo montañoso que separa el valle del mismo nombre del de La Costera. A este lado el macizo tiene tres montículos altos, separados de la mole principal y discurriendo paralelos a ella. En el primero está el castillo. En el segundo no hay nada aunque abría que hacerle una visita. En el tercero, más alargado está el poblado. En la actualidad están excavándolo y se ven bien los restos de las casas que aprovechan como suelo la roca viva. En uno de los extremos se distingue un torreón de grandes rocas elegidas pero no trabajadas que no es muy habitual en la cultura íbera. Ya con esto me volví para el coche, seguí hablando con la chica para informarme bien de la zona y me volví para casa.
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