Aunque estos días, más que nevar, lo que ha hecho es tontear, nosotros, que no somos de caminar en nieve, nos hemos dedicado a hacer excursión cultural en vez de montaña.
Así que nos bajamos hasta León y continuamos en dirección a Mansilla de las Mulas. Como medio kilómetro antes de llegar a esta población hay un desvío a la derecha con la indicación de Mansilla la Mayor. Pasamos este pueblo y pronto llegamos a Villaverde de Sandoval. Antes de llegar al pueblo tropezamos con el monasterio.
Transcribo lo leído en internet sobre el monasterio.
El monasterio de Sandoval, situado en el Camino de Santiago, fue centro de atención a peregrinos en su albergue.
Fue fundado por el conde Pedro Ponce de Minerva, su mujer Doña Estefanía Ramírez y los hijos Ramiro, María y Sancha. Respecto de su iglesia, no consta fecha, pero sí nombres de dos maestros que trabajaban en el monasterio, y son 'Dominicus magister', de 1202 a 1203, y 'Mícael el maestro', en 1205. Lo más probable es que se deba al mismo arquitecto que la de Gradefes, y que esté hecha después, en el último decenio del siglo XII. En el siglo XV fue ampliado por el abad Don Pedro de la Vega.
Conserva elementos de estilo románico, gótico y mozárabe.
De planta monacal tradicional, incluyendo una iglesia de tres naves, con cabecera que se señala al exterior y al interior con tres ábsides con ventanas grandes, muy esbeltas, con profusión de columnillas y molduras, sobre todo en el ábside central, y con claraboyas también en los hastiales. El aparejo es de sillería de caliza marcada. Son de gran belleza las arquerías montadas sobre pilares compuestos y capiteles representando castillos, como en Gradefes.
Destacan la portada de entrada a la iglesia, con la representación del Crucificado y dos figuras orantes en el ático: San Bernardo y Santa María ante el Cristo Crucificado. Vicios y virtudes, representados por monjes encapuchados, difícilmente legibles al estar deteriorados.
El monasterio sufrió un gran incendio a finales del siglo XVI, lo que obligó a una importante reconstrucción posterior. Así el claustro o patio es neoclásico de siglo XVII, de impresionante sencillez arquitectónica.
La sala capitular es antigua y el refectorio, la cocina y las bodegas, están parcialmente conservadas, así como la biblioteca y la gran escalera de subida al sobreclaustro. La zona de celdas monacales prácticamente se ha perdido, conservándose la sala abacial en la parte de poniente.
Conserva la iglesia un magnífico retablo. Su primer tercio consta que fue hecho por un fraile del monasterio llamado Pedro Sánchez, de 1605 a 1618. Es de escuela vallisoletana. Contiene esculturas de la Virgen con el Niño, Calvario y cuatro relieves alusivos a San Bernardo. Dispone de varios relicarios por la parte posterior, hecho poco frecuente. Lástima que este importante retablo oculte el ábside cisterciense de la cabecera.
Destacan en su interior los sarcófagos de los fundadores, la imagen de la titular, Santa María, (Museo diocesano de León), del siglo XII, la de San Goroteo del siglo XVII, Santiago Matamoros del mismo siglo, Grupo de la Quinta Angustia, compuesto de ocho figuras de madera policromada y con mucho oro en las ropas. Es de la primera mitad del siglo XVI.
Cuando llegamos, como siempre, estaba todo cerrado. Entramos por el gran patio que tiene el monasterio y vimos que hay varias viviendas en su interior. Aunque vimos que había gente en las casas, nos supo mal llamar y preguntar. Por suerte, cuando ya nos íbamos, vimos que salía un hombre y le preguntamos. Resulta que vive en esas viviendas adosadas y es diácono de la iglesia.
Por un euro por persona nos mostró la iglesia y nos comentó un poco el resto del monasterio que no es visitable al estar todavía en obras.
De la iglesia, comentar su luminosidad y sobriedad. Dispone de distintas imágenes algunas de calidad como una talla del Descendimiento de Juan de Juni o un Ecce Homo de Gregorio Fernandez. Es notable por su belleza la cabecera de la iglesia con sus tres ábsides aunque el principal está tapado por el retablo arriba indicado.
El convento está repartido en tres grandes espacios, dos claustros y un gran patio de entrada. El patio tiene la fachada principal del monasterio y a su alrededor distintos corrales y almacenes. Como he comentado también dispone de varias casas vivienda que no se si se construirían después de la Desamortización de Mendizabal o ya existieron en época monástica para los trabajadores de las propiedades del monasterio.
De los claustros solo queda uno. Parece que alrededor de este se disponían las dependencias principales del monasterio que más o menos todavía se encuentran en pie. Este claustro es el que se quemó y se reconstruyó de estilo neoclásico.
El segundo claustro está totalmente en ruinas. Además el claustro en si se lo llevó piedra a piedra el famoso obispo Luis Almarcha conocido por ir expoliando distintos elementos arquitectónicos y cambiándolos de sitio. Así tomó la fachada del Monasterio de Eslonza y la llevó a la iglesia de San Juan y San Pedro de Renueva. También desmontó la fachada del palacio de los Prado de Renedo de Valdetuejar y la llevó a León siendo ahora la actual fachada del hospital de Regla. El claustro del monasterio que hablamos se encuentra ahora en San Isidoro de León. Alrededor de este claustró estaban las celdas de los monjes y otras dependencias, algunas curiosas como la prisión. Hay que tener en cuenta que el abad de este monasterio era mitrado y tenía bastante poder imponiendo justicia entre los pobladores de sus dominios.
Pensamos en escuchar misa en la iglesia pero desistimos solo de pensar en el frío que hacía dentro.
Tras esta visita continuamos nuestro recorrido. Cruzamos Mansilla de las Mulas y nos desviamos por la carretera N-625 en dirección a Valencia de Don Juan. Apenas salimos de Mansilla nos llamó la atención una fábrica en el campo que daba la sensación de abandonada y con unos extraños chimeneas. Paramos y nos acercamos. Había un par de personas cerca de la puerta y Luisa, que es más lanzada, preguntó sobre lo que fabricaban. Nos comentaron que fabricaban carburo de sílice. Esto se emplea como abrasivo, refractario e incluso en fundiciones. Mezclan en hornos por encima de 2000 ºC sílice muy pura y coke del petróleo. Solo hay dos fábricas en España. Curioso encontrarla aquí en medio de la nada.
Continuamos el camino hasta Valencia de Don Juan, por la margen derecha de la ribera del Esla.
En Valencia dimos un paseo por la población hasta que encontramos el castillo. Nos lo encontramos cerrado pero tuvimos suerte porque llegó el guía al poco. El guía te enseña el castillo o más bien el museo que hay en el interior de la torre del homenaje. Este museo muestra restos encontrados de distintas épocas contando un poco la historia de la población. En invierno el horario de visita es escaso por lo que conviene llamar.
Sobre el castillo transcribo lo leído en internet:
El castillo fue construido en el siglo XV por los Acuña, Condes de Valencia, sobre un castro de la Edad de Hierro, y sobre las ruinas de una fortaleza anterior, destruida por Almanzor en el 996.
Dispone de tres grupos de torretas y una torre del homenaje, adornada en sus esquinas y frentes por torrecillas circulares y con decoración gótica en una de sus ventanas.
En este castillo se celebró el Concilio de Coyanza en el 1050. La antigua Coyanza fue poblada y fortificada por Fernando II de León en la segunda mitad del siglo XII.
Valencia empezó a llamarse de "don Juan" a raíz de su donación al infante don Juan, hijo de Alfonso X.
De lo visto en el castillo, la población de Valencia está poblada desde tiempos anteriores a la edad del hierro. El promontorio donde actualmente está el castillo es perfecto para la defensa y además está cerca del río para disponer de agua. En las escasas excavaciones que han realizado en el castillo y en zonas aledañas se han encontrado interesantes restos de la edad del hierro y de la tribu Vaccea. Durante época romana siguió habitada y posteriormente en todas las épocas. En todas ellas el castillo ha sido la zona principal de la población. El castillo actual que como indico más arriba se construyó en el siglo XV por la familia Acuña a pesar de la ruina en el que se encuentra muestra buena parte de su belleza. Pertenece a una fundación de los descendientes de los Acuña y el ayuntamiento se ha hecho cargo de la consolidación y del mantenimiento del lugar. También construyó el museo dentro de la torre del homenaje.
Vale la pena visitarlo.
Luego continuamos hasta Valderas para comer el famoso bacalao que hacen allí. Tuvimos que preguntar cuando llegamos pues hay tres sitios donde lo hacen y no están muy a la vista. De hecho en el que comimos, llamado El Gatito, no tiene ni cartel y por fuera parece una casa.
Comimos una buena cazuela de bacalao con unos buenos lomos hechos con ajo. De vino tenían botellas de rosado del terreno sin marca. De postre no tenían gran cosa pero comimos queso curado del pueblo. Todo nos costó 27 euros para los dos.
Tras ello dimos un paseo por los escasos restos del castillo de Valderas y disfrutamos de los inmensos llanos de la Tierra de Campos.
Volvimos hasta Valencia y nos desviamos a una pequeña población cercana llamada Alcuetas. Allí vimos el pequeño castillo que tiene que llama la atención por su solidez y reducido tamaño. Desgraciadamente está abandonado y en lamentable estado de ruina.
Tras esto nos volvimos por la antigua N-630 por la que cómodamente se llega a León.