Este fin de semana tuve la visita de una pareja de amigos. No son muy amantes de la montaña por lo que nos dedicamos a hacer turismo clásico.
Llegaron el viernes a mediodía, comimos en León y luego nos dedicamos a recorrer la ciudad. Hicimos tiempo hasta poder cenar de tapas en el barrio Húmedo y acabamos en la llamada taberna de Lola. Este bar de copas, también llamada taberna del Buda es del padre de los de Café Quijano. Se hizo famosa a raíz de la canción que sacó este grupo sobre el bar. Ahora es típico ir a este bar a tomar copas y a oír cantar al padre, guitarra en mano, rancheras y canción española. Es un bar tranquilo y agradable aunque a partir de cierta hora se llena de gente pija y rica y ya es más incomodo. Sin embargo si uno llega antes de las doce se puede tomar un par de copas y esperar a la primera actuación del propietario. Hay que tener en cuenta que las pequeñas mesas que tiene las reserva la gente por teléfono.
Al día siguiente bajamos a la costa de Asturias. La zona más accesible es la de Villaviciosa pues por la autovía minera se llega con bastante facilidad.
El primer lugar al que llegamos fue Lastres. Ya he estado por aquí un par de veces. Esta vez llegamos también por la carretera antigua y por tanto por la zona alta del pueblo. Apenas se entra a las primeras casas hay un desvío a la izquierda por donde se llega a un bonito mirador donde se domina el mar y el pueblo. Una pequeña ermita domina el lugar.
Por allí hay marcado un sendero que indica un castillo. Lo seguimos y tras dar un buen rodeo por la bonita orilla de los acantilados de costa llegamos a la esquina que asoma a la ensenada del pueblo. Allí con el puerto nuevo justo debajo hay unas ruinas de un pequeño torreón que fue defensa del pueblo frente a los ingleses en una de esas numerosas guerras perdidas que tuvo España a lo largo de su historia. Como digo el torreón no pasa de ser la ruina de una casa pero el camino hasta allí es muy bonito con la vegetación y los pinos hasta la misma orilla del mar. Se supone que en esta zona hay huellas de dinosaurio pero no se ve donde pues solo hay unas viejas señales indicadoras en muy mal estado.
Tras esto bajamos al puerto y nos tomamos una sidriña en el bar que más bien es una marisquería llena de marisco vivo en peceras.
Después nos fuimos para Villaviciosa. Llegamos justo cuando cerraban pero todavía pudimos ver la fábrica de sidra de Valle Ballina, la famosa de El Gaitero. Estuvo bien porque a estas horas ya fuimos solo nosotros y el guía y pudimos hacerle numerosas preguntas.
Realmente el proceso de obtención de la sidra no es demasiado complejo. Llama la atención lo pequeña que es la sala de exprimido. Después ya lo pasan a depósitos metálicos donde lo dejan fermentar. Tras la fermentación lo pasan a otro deposito para quitarle los lodos del fondo y ya a esperar la venta. Cuando lo van a embotellar lo pasan por unos filtros donde lo clarifican. Actualmente con filtros cerámicos incluso le eliminan los microorganismos. Antiguamente lo dejaban fermentar en grandes barricas y conos que mantienen hoy día prácticamente como museo.
Tras esto enseñaron los productos que fabrican. No solo hacen la botella de sidra achampañada que todos conocemos sino que hacen otra de mayor calidad así como una que sigue el método champanoise del que sacan pocas botellas. Hacen incluso dulce de manzana con la pulpa.
La sidra achampanada es simplemente que le meten gas carbónico y azúcar.
Tras la visita nos metimos en el centro de Villaviciosa y resulta que estaban haciendo la fiesta de la sidra. Entre otros actos, en una plaza, había distintos puestos donde estaban las distintas fábricas de sidra natural. Entonces compras un vaso de sidra por 3 euros y bebes de los puestos que quieras todos los culines que te apetezcan. Llegamos ya tarde por la mañana y acababan de cerrar pero por la tarde continuaban.
Así que mientras tanto nos fuimos a una sidrería a tomarnos una fabada mojada con más sidra. También tomamos unos buenos chorizos a la sidra.
Para bajar la comida nos fuimos a Tazones, un pequeño pueblo marinero que está cerca de la desembocadura de la ría de Villaviciosa.
Por la tarde como digo fuimos a la prueba de sidra y cuando ya no podíamos más nos fuimos para casa. Yo me tuve que controlar pues tenía que conducir.
Por la noche fuimos a celebrar en Huergas una boda de unos húngaros que son socios de la Asociación Cultural.
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