Es un enorme macizo montañoso que se encuentra situado entre Fortuna, Abarán y Jumilla. Su privilegiada situación y su altura algo por encima de 1200 m hace que en un día despejado se vea gran parte de la provincia de Murcia.
Pero no hemos tenido suerte y el día ha salido lluvioso y por no quedarnos en casa hemos salido a la montaña pase lo que pase con unos amigos.
Hemos salido de Molina de Segura y tras pasar por Fortuna hemos subido hasta la pedanía de la Garapacha a los pies de la sierra. De esta pedanía sale una pista forestal que rodeando los picos más altos va subiendo hasta pasar a la vertiente noroeste de la sierra en la zona de Jumilla. El recorrido es largo pero interesante. En el collado hay una intersección de caminos. El que sigue subiendo nos lleva a otro cruce. El camino que sube está asfaltado y sube hasta los dos picos más altos de la sierra. Este camino a veces está cerrado pero hoy podemos acceder hasta las neveras que hay poco más arriba.
Junto a estas cavas usadas para almacenar nieve comemos bajo una ligera llovizna y unos 4 grados de temperatura.
Tras la comida seguimos el camino andando hasta el pico en el que se encuentra la torre de vigilancia contra incendios. La llovizna arrecia pero no nos para. La vista desde arriba nula por la niebla.
En el segundo pico que he comentado hay un radar meteorológico pero no subimos hasta él.
Bajamos de nuevo hasta el coche y luego seguimos por el camino alternativo que hay en la segunda intersección comentada que nos lleva hasta el refugio que tiene el Ayuntamiento de Fortuna en la zona. Tras merendar seguimos el camino y llegamos a un camino asfaltado. Si giramos a la izquierda y poco más abajo, en otra intersección a la derecha llegamos a una pedanía llamada Peña de Zafra. Aquí nos despedimos y yo me voy para Valencia, pero antes hacemos una visita al toro de piedra que hay en una plaza del pueblo. Cuentan que un extranjero vino por esta zona y estuvo una temporada por aquí dando vueltas. En una cantera cercana pidió un gran bloque de piedra desechado y comenzó a hacer una escultura de un toro. Cuando la acabó se fue y nadie supo más de él. La escultura quedó abandonada en la cantera hasta que se decidió llevarla a esta plaza y desde entonces convive con los vecinos.
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