Yo prefiero disfrutar del día que pasarme por la noche. Así que celebré el fin de año y no mucho más tarde para la cama. Y el día 1, sin castigar al cuerpo madrugando, me fui para La Murta. Sobre las nueve y media ya estaba en la puerta de la finca.
La Murta es uno de los valles más bonitos de las montañas de Alzira. Para ir desde Algemesí hay que tomar la CV 512 en dirección al puente del río Jucar. Una vez pasado el puente se gira a la derecha tomando la CV-505 pero enseguida hay que doblar a la izquierda por el primer camino asfaltado. Este camino es la CV-506 que sube hacia el Forn de Carrascosa. Se sigue todo el camino hacia arriba pasando el Forn y también la carretera CV-510. Llegamos al cementerio de Alzira y seguimos para arriba, siempre hacia arriba hasta que no se puede más. Entonces cuando damos la vuelta hacia abajo hay que parar. Allí sube un camino de tierra y al fondo se ve la puerta de la finca de La Murta.
La Murta fue un monasterio que se fundó en el año 1401, poco después de la Reconquista. Hasta el siglo XIX estuvo en mano de los monjes pero sufrió el dramático proceso para el patrimonio eclesiástico de la Desamortización pasando a manos privadas.
En esta época en la finca se realizan distintas transformaciones agrícolas. Se prohibía el paso con la excusa de posibles incendios hasta que al final uno destruyo el espléndido bosque de pinos que existía en la umbría. Por fin el Ayuntamiento de Alzira consiguió recuperar la finca para el patrimonio público y ahora la gente puede visitarlo previo control en la entrada.
Como digo, en la puerta de entrada está la antigua caseta del guarda donde hay un control de toda la gente que entra.
A continuación el camino sigue hasta lo más profundo del valle que es donde está el monasterio. A la izquierda quedan las antiguas transformaciones agrícolas que ahora el monte va recuperando poco a poco. A la derecha la umbría va recuperando poco a poco un cierto arbolado en el que destacan los madroños.
Al fondo del camino, junto al monasterio quedan los pocos pinos no quemados enormes y espléndidos. Se puede visitar las ruinas del monasterio y la antigua mansión de los propietarios de la finca con su bonito jardín romántico y la capilla de la Virgen de la Murta.
Yo que ya conozco las ruinas sigo las indicaciones que justo antes del puente indican la subida al pico de la Cruz del Cardenal. Esta subida la hace mucha gente de la zona que le gusta la montaña pues está muy cerca, está bien marcada y es suficientemente dura para hacer un buen ejercicio. Primero se sigue un camino y luego una senda hasta llegar al collado donde se puede ver una espléndida vista de los llanos de la marjal de Cullera. A la derecha poco más arriba, siguiendo la cresta está el pico de la Cruz del Cardenal. Vale la pena descansar y ver la espléndida vista tanto de lado que ya he indicado de Cullera como del valle de la Murta y de la Ribera.
Me doy el gustazo de hacer la primera firma del año en el libro que hay en este pico. También indicar la cruz metálica que existe y que da nombre al pico. Vuelta para abajo y a la comida de Año Nuevo. La subida a la Cruz cuesta como 1 hora desde la puerta de entrada.
Vista del Valle de la Murta
Vista de la montaña de Cullera.
La Cruz del Cardenal.
Los distintos picos de toda esta cadena montañosa (de derecha a izquierda se ve la Primera Oreja de Asno, la Segunda Oreja, el Macho Flac y al fondo la Ralla).
El monasterio.
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