En la subida al pico del Ave divisé otro más al oeste que me llamó la atención. Cuando miré en los planos vi que podía ser el pico de Martés, también llamado de los Ajos. Indagando en internet vi que se podía intentar acceder a él desde el antiguo campamento de Tabarla. Había oído mucho cuando era pequeño de este campamento de la OJE y tenía curiosidad en visitarlo.
Para acercarse a la zona desde Algemesí hay dos posibilidades. Una es ir por la Hoya de Turis pero eso significa ir por carreteras con muchas curvas y pasar Guadasuar por la CV-523, pasar a la CV-50 y correr Alcudia, Carlet, Catadau, Real de Montroy, Montroy, Turis y desviarse por la CV-415 a Alborache. La otra opción es coger la autovia hacia Valencia, la circunvalación, luego pasar a la NIII hasta Buñol y sin tocar esta población por una especie de circunvalación pasar a la carretera que va a Alborache.
De Alborache hay que ir a Macastre, desviarse dentro de la población a Yatova y seguir por la CV-429. A partir de aquí hay que ir con el plano del Instituto Cartográfico Valenciano y cuando uno pasa una especie de barriada de casas antiguas que es lo que llaman La Paridera y un puente que cruza el Mijares hay que estar al tanto. Un par de kilómetros después hay una curva dentro de una pinada con una fuente a la izquierda. Es la fuente de San Valentín. Muy poco después está el desvío a la izquierda que baja a Tabarla. La carretera es muy empinada pero está asfaltada hasta el mismo campamento.
Vale la pena darse un paseito por lo que fue el campamento. Es un sitio idílico. Está en un meandro del río Magro. El río en esta zona va encajonado, se amplia un poco y hace un meandro con una explanada natural muy plana donde está el campamento. Está la portada, la capilla, la marca de lo que fue la explanada del campamento y los campos de baloncesto pavimentados. Lo que es la casa de las cocinas y lavabos está arrasada lastimosamente.
Nos encontramos carteles explicativos de la ruta de gran recorrido GR-7 que es la que vamos a seguir. Encontramos las primeras marcas en el campamento pero hay que ir con cuidado porque despistan un poco y parece que siguen río abajo pero realmente va subiendo la estribación de la montaña que parte del campamento.
He escogido un día con viento muy fuerte de poniente muy frío. Abajo en el campamento no hace nada de frío pero según voy subiendo y me voy poniendo a merced del aire la excursión se hace muy dificultosa. Tengo que ponerme una sudadera a modo de turbante para poder aguantar el cortante aire en la cara. Apenas se deja el campamento desaparecen los pinos con lo que uno se queda en medio de un monte pelado a merced del viento.
La subida es dura pues vamos perpendicularmente a las curvas de nivel subiendo recto hacia arriba.
Al final se llega a una pista forestal aunque en el plano no sale como tal. En esta zona vamos manteniendo cota. Es toda la zona del plano en la que vamos paralelos a las curvas de nivel.
Tras un largo recorrido volvemos a coger cuesta arriba al desviarnos por otra pista más pequeña. Llegamos al final a una cresta llamada sierra Le. Aquí se ve que la senda baja a un llano llamado collado de la Madera para luego volver a subir hacia el pico del Ñoño.
Aquí, en la sierra Le, tengo que echar la mancha amarilla y dar la vuelta pues se me acaba el tiempo y todavía queda una buena caminata hasta el pico. La ruta es demasiado larga para hacerla en una mañana. Ni siquiera puedo ver los dos picos de la sierra de Martés (Ñoño y Ajos) pues las nubes que van rozando las montañas me lo tapan.
Hago la vuelta por el mismo sitio.
La capilla del campamento.
Bonitas vistas del río Magro aguas arriba del campamento.
A mi espaldas se supone que está la sierra de Martés.
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