Esta vez decidimos ir a caminar por alguna zona costera. En una guía del Principado de Asturias vi un sendero que va de un pueblo llamado San Esteban hasta la playa del Aguilar, cerca de Cudillero. Así que pensé en ir a esta zona.
Para ello bajamos Pajares, seguimos hasta Oviedo, nos desviamos, poco antes de Gijón, hacia Avilés y continuamos hasta el desvío a San Esteban. Es un bonito pueblo en la margen izquierda de la desembocadura del Nalón. Este río forma una amplia ría al llegar al mar.
Por lo que he leído en este pueblo hubo una antigua mina y todavía mantiene el cargadero de mineral así como un muelle con grúas antiguas.
Si se sigue la carretera se llega a la propia desembocadura donde damos un buen paseo por la escollera que protege la entrada. Desde esta zona hay unas preciosas vistas de la costa.
En este punto empieza una escalinata que llega a lo alto del acantilado y por la que empieza el sendero.
Discurre a partir de aquí entre praderas cerca del borde de los acantilados que se dan en esta zona. Hay algunos chalets en el recorrido pero se mantiene la zona bastante tranquila.
El sendero está muy bien arreglado con buenos trozos empedrados, con bancos y zonas de descanso y algunos miradores al mar. Ya cerca de la playa del Aguilar hay marcado en un pequeño montículo asomado al mar un castro. Si te metes en este montículo se puede los bultos de lo que fue una doble muralla de protección y su foso correspondiente. Nada más se puede distinguir pues no hay nada excavado.
El acantilado desaparece y hay que bajar hasta la playa por otra escalinata. La playa tiene en esta fecha personas tomando el sol aunque nadie se atreve a bañarse todavía. Es una playa amplia y con zonas rocosas que la hacen muy atractiva.
Comemos una parrillada de pescado decente en un restaurante que hay un poco separado de la playa, en la carretera que va hacia Cudillero.
Luego nos volvemos a la playa y nos tumbamos en la arena a descansar. Lo hacemos en una cala que hay en el extremo este de la playa. La separa del resto un promontorio que se adentra en el mar. Allí estamos solos y tranquilos. Además en esta playa hay un saliente central rocoso que la parte en dos haciendo uno de los lados más tranquilo todavía pues detrás solo hay acantilado. Se habrá comentado mucho que hay que ir con cuidado con las mareas pero por más que se dice puede pasar lo que nos sucedió.
Estábamos tranquilos tumbados viendo como subía la marea pero tranquilos porque todavía veíamos que se podía pasar por la playa por delante de las rocas. Al final nos levantamos y cuando llegamos a las rocas el agua en algunos puntos ya llegaba a tocar la piedra. Tuvimos que descalzarnos y pasar por dentro del agua con el agua por encima de las rodillas mojándonos todos los pantalones.
Tras esta aventura nos volvimos por el sendero de nuevo hasta San Esteban.
Cuando llegamos al coche decidimos ir, ya que estábamos cerca, hasta Cudillero. Allí vimos la famosa zona portuaria y nos tomamos una cervecilla en uno de los muchos bares que han prosperado.
Ya con esto nos volvimos para casa.