La noche del 24 al 25 llegó un buen frente de viento y agua, con aire muy frío. Nevó toda la noche y por la mañana el pueblo amaneció con cerca de medio metro de nieve. Esta vez ni intenté mover el coche de sitio pues hubiera sido muy difícil que hubiera llegado siquiera a la carretera nacional.
El perro seguía disfrutando como un cochino.
Al final llamé para que vinieran a buscarme de la oficina con un todo terreno. El paisaje desde la oficina se veía bastante más blanco.
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