Con ganas de subir un pico y de ir por Vegarada así que cogí a mi amiga Luisa y nos fuimos para allá. La intención era de subir el pico Faro e incluso si se nos daba bien el Huevo. Subimos hasta la revuelta que hay antes del cruce que lleva, bien a Vegarada o a las pistas de esquí. Allí, donde hay un cartel de un sendero empezamos a subir la montaña. Solo encontramos senderos mediocres producidos por los ganados que pastan por la zona.
Subiendo, subiendo se llega a una repisa que recorre la ladera y que separa lo que es el valle de una especie de circos glaciares de singular belleza y difícil salida de aguas. Abundan los sumideros.
El primer circo que nos encontramos lo usamos para subir. Las laderas eran muy empinadas pero al final conseguimos subir hasta el collado de la sierra. El pico nos quedaba a la derecha. Lo subimos por detrás, por la cara sur muy rocosa pero accesible. Ya subiendo este último tramo la cosa no me cuadraba mucho. Detrás del Faro, hacia el sur, debía haber otro collado y por él, el pico Huevo. Y la cuestión es que detrás no había nada. Sin embargo más hacia el oeste, siguiendo la sierra si que habían dos picos unidos por un collado.
Bueno, al final llegamos arriba y vimos que era el pico del Mediodía que se va pocos metros de los otros dos. Me fastidió un poco equivocarme de esa manera pero por lo menos no me quedé a mitad.
Bajamos por la ladera norte que por su color verde de pradera parecía suave pero la cuestión es que era muy empinada. Al final llegamos a la repisa y vimos que había un antiguo camino que nos llevaba directamente al monte.
El pico Faro a la derecha y el Huevo a la izquierda.
Encontramos muchísimas plantas de arándanos que ahora estaban en floración.
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