14-11-30 Arrabaldes (Zamora).

Este fin de semana se esperaba sin lluvia pero no ha estado lo suficientemente despejado como para disfrutar totalmente de él.

Ayer quedamos con unos amigos y compañeros de trabajo para ir a esta pequeña población de Zamora para verles escalar. Por la mañana teníamos dudas si ir porque había salido bastante nublada y húmeda de haber llovido pero al final nos decidimos por intentarlo.

Esta población se encuentra al norte de la provincia de Zamora cerca ya de la provincia de León y a unos 30 km de Benavente. Se encuentra en la ladera norte de la sierra de Carpurias. Esta sierra es alargada y marcada por farallones de dura cuarcita que marcan sus cumbres. Aprovechando estos estratos verticales el Club Montañero Benaventano montó una escuela de escalada con 40 vías que comprenden de grado 3 a 7. La escuela además se encuentra en una bonita zona de pinares y junto al castro de Las Labradas.

De este castro cabe decir que es considerado el más grande del noroeste peninsular. Es un asentamiento de la Edad del Bronce (1400 al 900 a.C.) y de la Edad del Hierro (siglo I a.C. al I d.C.). Poco se puede ver de él pues apenas está excavado pero se ven algunos restos de muralla reconstruida.

Pudimos disfrutar de un ascenso de nuestros amigos por la vía Arrá que Balde de grado IV.

Comimos en el lugar y por la tarde, ya de vuelta, paramos a ver los restos arqueológicos de los campamentos romanos de Petavonium en Rosinos de Vidriales. Se trata de un asentamiento romano para controlar la zona aurífera del macizo del Teleno.

Aunque se considera que el campamento mantuvo una ocupación constante, se consideran dos épocas principales de ocupación. La primera fue por parte de la Legio X Gemina que se asentó en el lugar tras las guerras de dominación contra cántabros y astures en algún momento entre el 25 y el 19 a.C. Se mantuvieron hasta el 63 d.C. al ser traslados al campamento Carnuntum en Austria. La segunda ocupación, en el siglo II d.C. se produjo por parte del ala II Flavia Hispanorium civium romanorum dependiente de la Legio VII Gemina de León. Las Alas Quinquagenarias (de 512 soldados) eran unidades de caballería que se crearon para reforzar a las legiones que eran débiles en este arma. Se reclutó en Hispania e inicialmente fueron enviadas a las fronteras del Danubio. Posteriormente volvió a Hispania y se asentó en el campamento de Petavonium lugar en el que se mantuvo hasta los primeros años del siglo V, momento en que desapareció con las primeras invasiones bárbaras.

El primer campamento, el de la Legio X ocupaba una importante extensión de alrededor de 20 Ha. El campamento coupado por el Ala II fue notablemente menor, de unas 2 Ha.

La zona actualmente protegida y vallada corresponde al segundo campamento. Actualmente de este recinto se puede observar el pequeño foso reconstruido y la base de las murallas. Se han construido con estructura metálica y traviesas de ferrocarril las cuatro torres de las esquinas y una de las puertas. Esto da unas buenas referencias del total del recinto y sus dimensiones. Subiendo a estas torres se puede ver también desde un nivel más elevado el recinto. Estas construcciones añadidas siempre son cuestionadas y yo soy uno de los que lo hace pero en este caso sería difícil tener medida del recinto sin estos hitos. Se podría haber solucionado probablemente excavando la totalidad del recinto pero probablemente es más rentable para algunas personas hacer esto que enviar estudiantes y profesores universitarios a excavar. La superficie excavada es ridícula.

El campamento grande hoy todavía se ara.

Otro elemento curioso es que actualmente la carretera pasa por medio del campamento. Lo comenté con el guarda y comenta que la actual carretera probablemente está encima de una antigua calzada romana y esta cruzaba el campamento a través de una de sus dos calles principales, la Cardo Maximus.

Dos de las cuatro puertas por tanto están bajo la carretera y las otras dos se puede contemplar su situación.

También está excavado un aljibe.

Los romanos eran muy cuadriculados y siempre construían los campamentos de la misma forma.

14-11-22 Valdeón (León).

Tenemos ganas de ver montaña y nos subimos hasta Picos de Europa, no para subir nada pero si para dar un paseo.

El recorrido desde León hasta el valle de Valdeón es largo. Nos cuesta más de hora y media. El aislamiento es todavía elevado a pesar que las carreteras han mejorado mucho en unas décadas.

Nosotros bajamos hasta Mansilla de las Mulas y tomamos la N-625. Nos adentramos por ella en el valle del Esla. Hasta Cistierna recorremos una vega ancha y llana. Su tierra es fértil, franca y profunda. Es una lástima que el clima no le acompañe y solo se cultiven prados, choperas y maizales.

Los pueblos disponen de terreno y sus casas son grandes. Anchas puertas para acceso de la maquinaria, antiguamente de carros, con toda clase de productos que eran almacenados en el interior. Todavía se pueden observas casas con muros de adobe que a duras penas resisten la falta del mantenimiento necesario.

Llama la atención la poca antigüedad de las iglesias muchas de ellas de estilo foráneo. Desconozco si son producto de la destrucción en la Guerra Civil o de una renovación poco inteligente en épocas boyantes.

Cistierna es la puerta de la montaña. Ya unos kilómetros antes se ve la inmensa mole de Peñacorada delante de nosotros.

En la circunvalación de la población corremos paralelos durante unos instantes con el ferrocarril de vía estrecha La Robla – Bilbao. Es un ferrocarril de origen minero que recorre buena parte de las cuencas carboníferas de León y de Palencia. Miles de toneladas de carbón circularon por estas vías con destino a los Altos Hornos de Vizcaya. Hoy todavía sobrevive para tráfico de pasajeros pese a los políticos que no tardarán en destruirlo.

El valle se estrecha aunque se mantiene plano. No mucho más arriba de Cistierna aparecen las ruinas de lo que fue la zona industrial minera de Vegamediana. En ella se producía coke, briquetas y ovoides y hoy solo queda desolación.

Hasta el embalse de Riaño disfrutamos de las espectaculares laderas pobladas de bosques caducifolios todavía mostrando sus increíbles tonalidades otoñales.

Una vez pasado la nueva población de Riaño nos paramos a contemplar las montañas de los alrededores del embalse que forman un conjunto especialmente bonito.

 Seguimos subiendo en nuestro camino hacia el valle de Valdeón. Para ello hay que tomar el desvío, a la salida de Riaño, hacia el puerto del Pontón, camino de Cangas de Onís. Ya cerca de la cumbre del puerto hay otro desvío que nos conduce a Posada de Valdeón. Esta estrecha carretera está prácticamente cubierta de robles y es otro sitio digno para disfrutar de los colores del otoño.

Paramos en lo alto del puerto de Panderuedas donde aparece ante nuestra vista la inmensa mole de Picos de Europa.

Aquí paramos y dedicamos un buen tiempo a pasear y disfrutar de la increíble tranquilidad y del añorado sol que nos falta en Galicia.

Ya se acerca la hora de comer y lo hacemos en el famoso restaurante Begoña de Posada de Valdeón. Según cuentan es el más antiguo del lugar cuando todavía empezaba el turismo. Hay otros pero en invierno están cerrados, solo se dedican a la marabunta del verano.

Para comer tienen lo que hay y hoy toca cocido. Es un poco excesivo para el buen día que hoy hace y lo poco que hemos caminado pero no dejamos ni medio garbanzo. De postre tomamos un cremoso queso de Valdeón, queso azul de untar de fuerte sabor.

Por la tarde necesitamos quemar un poco de comida y bajamos andando hasta el pueblo de Cordiñanes, con el macizo Central de Picos a nuestra derecha y el Occidental a nuestra izquierda siguiendo el curso del río Cares. Caballos, vacas, ovejas y gallinas nos entretienen.

La vuelta a León se hace muy pesada tras un buen día como éste.

14-11-02 Peña Mira. Sierra de la Culebra (Zamora).

Aunque hoy dan lluvia el día ha empezado entre nubes y claros, con una temperatura fresca pero agradable.

Así que salimos en busca del pico de Peña Mira en la Sierra de la Culebra.

Las carreteras que recorren la sierra son enrevesadas y muchas de ellas son poco más que caminos mal asfaltados. Nos metemos desde la autovía por la salida 75 de la A-52. Seguimos por la nacional en dirección a Benavente y tomamos, unos kilómetros más adelante el desvío hacia Entrepeñas. La carretera es muy pequeña y nos cuesta en el pueblo encontrar la continuación de la carretera. Salimos a otra carretera que lleva a Sandín, Manzanal de Arriba y Sagallos. En este lugar tomamos el desvío que lleva a Folgoso de la Carballeda y después a Pedroso de la Carballeda. Un poco más adelante hay otro cruce y un pequeño paso inferior por debajo de la actual vía del tren Zamora – Ourense por el cual pasamos. Como a 500 m más allá hay un desvío que lleva a Vilariño de Manzanas. Lo tomamos y nos metemos en una carretera apenas asfaltada con un tramo recto de alrededor de 1 km. Cuando se acaba el tramo recto la carretera lleva a la derecha pero nosotros tomamos un camino forestal a la izquierda. Poco más adelante vemos que sube un cortafuegos a la derecha montaña arriba. Paramos el coche e iniciamos el ascenso por él.

El ascenso es bastante suave. Vamos rodeados de matorrales bajos y algunos pinos jóvenes. El cortafuegos lleva a la cresta que es una franja cuarcítica que forma la columna vertebral de la montaña. El cortafuegos va paralelo a la cresta rocosa hasta un punto en que baja hacia la izquierda. Lo seguimos y desembocamos en otro cortafuegos anchísimo que seguimos hacia la derecha, de nuevo hacia la cumbre. Al final hay un camino poco transitado que lleva hasta la antena que hay en lo alto. La gran peña que hay al lado es Peña Mira.

 Para subir hay que rodearla por el norte y aparece entre los matorrales un sendero por el cual fácilmente podemos subir. Poco antes de llegar al vértice geodésico hay una especie de replaza redondeada y protegida por rocas que llama la atención.

Por el camino de ascenso encuentro unos restos de escoria de fundición que me llama poderosamente la atención. Busco cerámica por si en este punto había un castro o algún tipo de fortificación pero no encuentro nada.

Hay muchas rocas removidas, aparentemente por efecto de alguna antigua glaciación. No obstante algunas parece que están especialmente colocadas como protección. Uno piensa que pudo ser una defensa quizás de la guerra.

Las vistas son espectaculares. Se puede ver los llanos de Zamora hacia el sur. Las tierras de Portugal hacia el Oeste pudiéndose distinguir claramente la ciudad de Bragança. Por el norte todo el corredor de Sanabria a Benavente y los altos de Trevinca y Vizcodillo. Hacia el este se puede ver todas las crestas cuarcíticas que van marcando toda la cadena montañosa de la Culebra.

Bajamos por el mismo lugar.

Posteriormente en casa he investigado en internet a ver si hay referencias sobre algún resto arqueológico en Peña Mira. Efectivamente hay referencias a un trabajo  de Javier Larrazabal sobre la minería medieval en esta zona. Cita que en la peña hubo un asentamiento plenomedieval pues se encontraron algunas cerámicas y escorias metalúrgicas. Hay menciones antiguas de una fortaleza que debió ser débil, quizás de madera pues hoy día no hay restos de muralla.

La antena que hay cerca tiene una cámara en lo alto que va girando poco a poco. Parece que es una cámara de vigilancia contra incendios según he leído también en internet.