Buscando algún sitio que visitar en Asturias encontré una
curiosa foto en un folleto. Era una foto de esta iglesia. Y las fotos que
adjunto, aunque no muy buenas dicen lo curioso del lugar.
De esta manera nos bajamos para Asturias. El día no
pintaba nada bien. Teníamos una buena borrasca encima y los vientos venían del
noroeste cargado de lluvia.
Bajamos por Pajares y buscamos las autovías que nos llevan
al Este de Asturias. Primero la AS-242 hasta Mieres, luego la AS-1 hasta Pola
de Siero. Es esa intersección que, por un pique entre administraciones nunca se
acaba, tomamos la A-64 y continuamos hasta tomar la A-8 cerca de Villaviciosa. Ya en esta autovía
seguimos hasta llegar a la salida 307 para llegar a la población de Niembro. Se
entra mejor por la 310 pero se nos pasó.
Antes de llegar a lo que es la propia población nos
topamos con la iglesia al otro lado de la pequeña ría. Se trata de una ría
estrecha pero profunda y muy retorcida. Su calado es escaso y en horas de
bajamar se ven todos los barros y lodos del fondo. Pero es suficiente para que
sirva para el anclado de pequeños barcos de recreo.
La iglesia está junto al borde de la ría, en medio del
campo, separada de la población. Se construyó entre 1788 y 1797. La costearon
los indianos de la zona. Según lo leído no tiene gran calidad artística. Como
siempre no pudimos verla pues estaba cerrada. Lo más significado de esta
iglesia es que la diseñó el arquitecto Silvestre Pérez y Martínez que
posteriormente fue el arquitecto de José Bonaparte.
A mí, lo que más me llamó la atención de la iglesia cuando
vi la foto y luego lo corroboré en la realidad fue el extraño cementerio. Y
digo extraño por su situación, empotrado entre la iglesia y la ría, en una zona
rellenada y bordeada de muros para que no se la coma el agua. Yo creo que es el
cementerio más húmedo de España. Textualmente está invadiendo la ría.
Intentamos dar una vuelta por la lluvia pero la lluvia nos
impidió dar el esperado paseo.
Nos acercamos con el coche hasta el cercano pueblo de
Niembro y lo cruzamos siguiendo las indicaciones de la playa de la Toronda.
Tras el pueblo acabamos en un pequeño camino de tierra que lleva hasta la
playa. Por lo visto esta zona está protegida y no quieren que los accesos sean
fáciles.
Da sensación bajar a la arena con el paraguas pero no hay
más remedio. Disfrutamos un rato de las olas y de las gaviotas descansando en
la playa. Sorprendentemente, a pesar del temporal atmosférico, el mar no estaba
demasiado revuelto.
Después nos fuimos hasta Ribadesella. Que ciudad más
bonita y que gusto da disfrutar de la ría. Y ahora más que no hay turismo.
Hicimos unas compras y abandonamos la población sin darnos tregua la lluvia.
Decidimos volver a casa por el puerto del Pontón y Riaño. Pasamos
por Cangas de Onís sin parar y nos internamos en el barranco de Los Beyos. Sigo
teniendo pendiente visitar esta zona con tranquilidad. Siempre impresiona esta
zona y hoy más con la fuerte lluvia.
La zona del puerto del Pontón con sus hayedos y robledales
ya empieza a llenarse del colorido otoñal.
Ya al otro lado, en la zona de Riaño, empezaban a verse
las cumbres nevadas.
Nos desviamos en Riaño hacia el puerto de San Glorio y
paramos en el pequeño pueblo de Villafrea de la Reina. Allí comimos en el
albergue que hay en las antiguas escuelas. Es un coqueto restaurante y con una
cuidada comida a un precio razonable. La atención es exquisita. Ya conocíamos
este lugar y nos dimos el homenaje.
Ya después de comer nos fuimos para casa.
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