La Font de la Figuera es un cruce de caminos. Está al final del valle de La Costera por donde le viene los caminos de Valencia. Y de ella parten otros dos que ascienden para tomar sendas planicies que comunicarán la una, con Alicante y Murcia y la otra con Almansa y la Mancha. Entre medio de estas dos llanuras está la sierra del Capurutxo que como una gran quilla separa ambas direcciones. Por cualquiera de los caminos que uno acceda a La Font puede tomar como punto de referencia esta sierra.
Siempre he deseado subir esta montaña. Ya cuando iba al instituto hice una acampada en la fuente del Pigirri, cercana a la población y a los pies de esta montaña, pero problemas de tiempo impidió que la subiéramos. Luego he pasado mil veces por un lado y por otro y nunca he tenido suficiente calma para ir, un día, a propósito, a subirla.
Me hago con los planos de la zona y la escasa información que encuentro en internet.
Y así con mi amiga María quedo en el pueblo para realizar el ascenso.
Decido hacerlo por la umbría para no pasar calor y que el ascenso no sea demasiado pesado. Para ello vamos en coche a la antigua estación de ferrocarril y seguimos por un camino asfaltado que la va rodeando por el sur hasta llegar a la cara noroeste. Por allí dejamos el coche y seguimos ascendiendo a pie por el camino que va a la caseta de vigilancia. El camino es agradable pues por este lado hay bastante pinar. Pronto llegamos a la cresta y ya dominamos ambos lados de la sierra y un amplísimo paisaje. Toda la canal de Navarrés, toda la altiplanicie que conduce hacia Caudete y Villena y los llanos de Almansa.
Recorremos la cresta hacia la cruz para poder dominar la población. Allí descansamos y admiramos el paisaje.
Recorremos la cresta en busca de la Cova Santa y la Cova del Triangle pero no las encontramos. No tenemos ninguna referencia de donde está y tampoco se ven sendas ni indicaciones. Incluso la documentación que tenemos se contradice en cuanto a la indicación de cual es el pico del Capurutxo y cual el de la Penya Foradada.
Así que un poco decepcionados nos bajamos hasta el coche y pasamos el resto de la tarde tumbados entre los pinos disfrutando de la tranquilidad.
Cuando ya nos vamos, al caer la tarde, nos encontramos por los campos de cultivo que hay a los pies una manada de cápridos de gran tamaño o cérvidos. Es increíble que por esta isla entre carreteras y con una buena parte del terreno cultivado se pueda mover esta manada sin morir en el intento.
Por último pasamos por la fuente del Pigirri que está cerca de la ermita de Santa Bárbara y luego nos tomamos un café en uno de los bares de la plaza mayor. Está concurrido el bar pues en este pequeño pueblo la gente gusta de reunirse y disfrutar de un ambiente festivo. Tomar el café sentado a la vista de la gran plaza es un disfrute sobre todo con buena compañía.
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