Le llaman la Pequeña Venecia. Hemos quedado con unos
amigos para ir a visitarla.
Está un poco lejos de donde nos encontramos. Hay que bajar
hasta Verín, tomar la autovía hacia Chaves y seguir en dirección sur hasta la
costa, más debajo de Oporto.
Se encuentra en una zona de marismas y esto dio lugar a
que algunas de sus calles dispongan de canales. Está unos kilómetros en el
interior.
Visitar la franja arenosa costera también vale la pena. El
Océano Atlántico siempre es impresionante y las enormes playas de arena blanca
son preciosas. En esta zona la invasión turística todavía no ha producido daños
irreparables.
Son muy curiosas las antiguas casas de madera que hay en
los pueblos de la costa pintadas de colores a franjas dando un ambiente muy
pintoresco. Ahora quedan pocas casas de madera y muchas son de obra imitando
las pinturas de las fachadas.
Vale la pena ver los mercados de pescado en estos pueblos
costeros donde hay pescado y marisco de todo tipo. Hay mucha anguila aunque de
pequeño tamaño pues aquí las hacen fritas y se las comen enteras.
En cuanto a la ciudad de Aveiro se puede pasear tanto
andando, disfrutando de la arquitectura del lugar como en unas curiosas
embarcaciones parecidas a las góndolas.
Existen algunas casas cercanas a los canales que recuerdan
a las de la Liga Hanseática. Aquí también fueron comerciantes y el tipo de casa
cercana al canal con ventanas para carga y descarga era ideal.
Otras casas incluso modernas tienen toda la fachada
chapada de azulejo. Y es que aquí hubo una importante fábrica axulejera que
todavía se puede contemplar en uno de los canales.
Como he comentado hay barcas parecidas a las góndolas que
se empleaban antiguamente para el transporte principalmente de sal y que hoy
sirven para pasear a los turistas. Son curiosos los dibujos de escenas picantes
en las popas de los barcos.
Muchas más cosas se pueden ver en esta ciudad pero no da
tiempo para más.