Otro día que hemos decidido solo dar un pequeño paseo.
Nos hemos ido a Boñar para comprar unos nicanores que son unos hojaldres típicos del lugar pero de paso hemos ido a buscar las fuentes que hemos oído existen en este pueblo medicinales.
De paso en La Vecilla hemos parado para comprar una hogaza de kilo, que en este pueblo la hacen de gran calidad.
Una vez en Boñar hemos cruzado prácticamente el pueblo por la carretera LE-331. Giramos hacia la izquierda donde pone una indicación de campamento juvenil. Por este lugar llegamos a un área llana de zonas recreativas de gran extensión. Allí está el camping municipal, las piscinas y un campamento juvenil. También hay amplias zonas de recreo. Es un lugar bonito y relajante aunque dicen que en verano se llena de gente de picnic.
Preguntamos a un hombre que paseaba por el lugar por las fuentes. Accede a acompañarnos pues está dando un paseo. Así que dejamos el coche y comenzamos a andar. Vamos atravesando los prados hasta llegar de nuevo a la carretera. Pasamos por una acequia donde quedan restos de una minicentral eléctrica antigua según nos comenta el paisano. Llegamos a la carretera y, al final del pueblo están las fuentes. La primera es de aguas ferruginosas. Está un poco apartada de la carretera, por un camino de tierra, a unos 20 o 30 metros. Claramente el sabor es ferruginoso.
Hay otras dos más adelante. Están a la derecha, frente a un edificio grande. Hay una primera donde la gente coge agua. Esta sale de una franja de rocas silíceas de cuarcitas. Un poco más adenlante hay una casa y al final de esta hay una habitación con ventanas a través de las cuales se puede ver una balsa de donde el pueblo toma agua.
Según cuenta el paisano el edificio grande, el de la izquierda de la carretera, fue un sanatorio antituberculoso y posteriormente un colegio regentado por los agustinos. Luego lo cerraron y lo vendieron. Más modernamente fue un albergue pero duró poco y ahora está prácticamente abandonado. Es una lástima pues es un buen edificio. El de la derecha, el que está entre las dos fuentes fue una especie de balneario pero para uso de los agustinos y por lo que se sabe lo mantienen aunque no lo usan. En fin como siempre infraestructura infrautilizada.
Tras esto nos volvimos por un camino que hay algo más hacia el pueblo y que lleva a un puente que dicen es romano. Desde luego la traza es antigua y originalmente fuera romano pero la factura actual probablemente sea medieval. Con esto cruzamos el Porma y fuimos de vuelta a donde dejamos el coche. Por el camino nos mostró un montón de piedras allí tiradas procedentes de la cantera de talco que hay en la Puebla de Lillo y que transportan hasta este pueblo para molerla y transformarla en ese producto. Esta fábrica pertenece a Rio Tinto Company y ahora quieren cerrarla aduciendo que la cantera está agotada. La realidad es que la globalización ha hundido esta empresa como muchas otras. Por lo que cuenta el paisano es la única mina que produce talco comestible pues los demás son cancerígenos.
También en esta zona se ve el canal de toma de una minicentral eléctrica moderna que por lo que nos comentó está aguas abajo, a la altura de la CL-626.
Tras este paseo nos fuimos para casa.