Es una población de la que habíamos oído decir que es muy
bonita. Así que esta mañana salimos para allá. Bajamos de A Canda hasta A
Gudiña por la autovía. Para Vilariño se puede ir por Viana do Bolo o por una
carretera más pequeña pero más bonita y yo creo que de igual longitud o incluso
menor. Se trata de la que hay en la parte baja del pueblo, un poco antes de la
gasolinera y que pone precisamente Vilariño de Conso.
La carretera va por lo alto de las lomas lo cual le da unas largas
vistas. Forma parte del camino de Santiago que va por esta zona. En el trayecto
hay varios pequeños núcleos urbanos como la Venta del Espiño, la Venta de
Teresa, la de Capela o la de Bolaño que pueden indicar que antiguamente esta
fuera uno de los caminos principales de acceso hacia Galicia y en particular
hacia Ourense.
Cuando tenemos a la vista el embalse das Portas la carretera
se bifurca. Por la izquierda se va hacia Laza y por la derecha a Vilariño. Si
tomamos la izquierda, al poco, nos encontramos con la Venta da Capela. Junto a
este núcleo está la estación de Vilariño de Conso aunque está a 14 kilómetros
del pueblo.
Es curiosa esta estación en medio de la montaña, entre dos
túneles y medio abandonada. El edificio de la estación está tabicado y hay un
almacén en ruinas. También se puede ver unas construcciones cilíndricas que son
las bancadas de unos silos de cemento que se usaron en la construcción de la presa
das Portas. El cemento se traía en tren. También hay una grúa puente que supongo
que se usó para descargar elementos de la presa.
Un poco más arriba hay unas viviendas para los trabajadores
de Renfe, hoy abandonadas, de idéntico diseño a las que vimos en la estación de
Lubián.
Volvemos hacia atrás para continuar por la carretera de
Vilariño y llegamos a la presa das Portas. Es una presa tipo bóveda como todas
ellas de gran belleza por su esbeltez.
Por fin llegamos a Vilariño. Está en el valle del río Comba.
Es un valle sombrío al que no le da el sol hasta bien avanzada la mañana pero
de gran belleza por sus prados, bosques de castaños y gran cantidad de arroyos
que lo recorren, que bajan el agua desde el Macizo Central donde se encuentra
el pico Cabeza de Manzaneda.
En el valle, a distinta altura, existen pequeñas parroquias
pertenecientes a Vilariño. Son poblaciones encaramadas en la ladera con techos
de pizarra negra y más o menos dispersas. Vilariño es parecida pero un poco más
grande y con unas grandes edificaciones a la entrada de distinto diseño y que
debieron de pertenecer a la presa.
En la población preguntamos por lo más conocido que es el
Parque natural do Invernadoiro pero nos indican que el acceso está a bastante
distancia de la población y que hay que pedir permiso para poder entrar. En
cambio, nos comentan que hay un sendero de pequeño recorrido que sale de la
población y en la que podemos contemplar unas pequeñas cascadas. Se trata del
barranco del río Cenza.
Tomamos este sendero que sale de la plaza principal del
pueblo por una de las calles del fondo, al lado de una tienda antigua de
ultramarinos. Pronto salimos del pueblo y nos metemos por un pequeño camino de
hormigón. El sendero discurre casi plano a cierta altura sobre el barranco.
Pronto los paisajes se hacen idílicos caminando entre brumas y grandes castaños
centenarios ahora caducos. El barranco se va cerrando y comienza a sonar el rió
que corre sobre un abrupto fondo granítico. Al final el barranco se cierra con
una empinada ladera por la que se despeña el río en varios pequeños cordones de
agua. El defecto que tiene este sendero es que no se ven bien los saltos de
agua y te tienes que salir del camino y bajar por la ladera para acercarte al
río. En este día el terreno está muy húmedo y resulta complicado moverse por la
ladera. Además esperábamos que el sendero nos llevara a los sitios bonitos y no
nos arriesgamos a dejar el sendero.
A partir de aquí el sendero sube por una empinada ladera mal
desbrozada y no está demasiado marcado pero acabamos llegando a una carretera
asfaltada. En este punto hay una antigua cantera de granito y encontramos el
lugar de caída de la última cascada, en lo alto del barranco. Por lo que se ve esta zona está
bastante modificada por la explotación de la cantera y por la toma de agua que
se ha realizado para abastecimiento del pueblo. Por la cabecera realizaron una
especie de acequia que bordea la pared de caída. En varios puntos de esta
acequia han realizado aliviaderos que son los que producen los distintos
cordones de agua que veíamos en la parte de abajo. Con esto entiendo que han
acabado con la cascada principal y han producido varias pequeñas caídas que no
son tan espectaculares. Supongo que la cantera la construyeron con todas las
obras que se han hecho en la zona de presas y saltos de agua y parece que no se
molestaron mucho en proteger los puntos más bonitos.
Subimos caminando carretera arriba hasta un puente moderno y
un antiguo molino.
Ya nos volvimos carretera abajo y rápidamente llegamos de
nuevo al pueblo pues la carretera tiene pendientes superiores al 12 %.
Llegamos al coche y decidimos ahora recorrer la zona en
coche. En la montaña al noroeste de donde nos encontramos hay varios pueblos
perdidos. Se trata de las primeras estribaciones del gran macizo Central donde
está Cabeza de Manzaneda.
Una vez en el coche tomamos la OU-0701
en dirección a Conso. Una vez pasado este pueblo y antes de llegar a San
Cristovo tomamos una carretera a la izquierda que sube hacia Castiñeira. Este
pueblo está apenas más arriba de la cantera a la que llegamos andando.
En todos estos montes hay muchas carreteras no demasiado
señalizadas por lo que hay que tener algo de orientación para no perderse. Vemos
un cartel de la población de Chaguazoso y nos dirigimos hacia allí. Es una de
los más escondidos de la zona.
Lo que más nos llamó la atención fue la cantidad de ganado
que todavía existe que con la baja circulación de coches hace que abunde el
estiércol por las calles. Es mayor el número de rebaños ovinos que el de
vacuno. Las casas son todas de piedra y el silencio solo es roto por los
arroyos. La gente mira con curiosidad pues no llegan forasteros con facilidad.
Continuamos por otra de las carreteras y nos dirigimos más
por orientación que por otra cosa a la presa de Cenza. Es una presa de Iberdrola
que alimenta a una conducción subterránea que va a un salto en el fondo del
valle. En el punto donde se encuentra la presa estamos en alta montaña y
tenemos un paisaje de monte bajo lleno de piedras caballeras de granito que en
algún cartel dice que son morrenas de antiguos glaciares. Al fondo de estos
llanos se ven las antenas de Cabeza de Manzaneda. Buena zona para largas
travesías caminando.
Volvemos por estas carreteras y llegamos a la torre de
equilibrio de la tubería subterránea que se despeña valle abajo. Desde aquí se
ve todo el valle de Vilariño de Conso y Viana do Bolo así como las
estribaciones de Peña Trevinca ya en los lindes de León y Zamora.
Se nos hace tarde para comer y acabamos la excursión
buscando una carretera que nos devuelva hacia A Gudiña.
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