viernes, 16 de noviembre de 2012

12-11-16 Por la sierra de La Canda.

Granito, un gran batolito de granito. Mientras paseaba por el cortafuegos en la cresta de la sierra contemplaba como se hundían las botas en las arenas de jabre humedecidas por la lluvia.
Este granito es débil y se meteoriza con facilidad dando esta arena. El día ha sido duro y la tarde es oscura por la borrasca que nos afecta. Pero no me resisto en dar un buen paseo por estas cumbres que estamos replantando con pinos silvestres.
La lluvia da en la cara y el fuerte viento agita los árboles. En las plantaciones realizadas en años anteriores ya se va viendo el manto orgánico formado por la pinocha y las podas realizadas para que los árboles crezcan rectos. Muestra de ello son las setas que van creciendo en el manto.

Dentro de muchos años, probablemente no lo veré, 30 o 40 estos árboles serán adultos y se podrán talar para vender o bien para calentarse los habitantes del pequeño pueblo que hay en la base.

Las nubes acrecientan la oscuridad. Al fondo se ven las montañas portuguesas. En esa dirección vienen los vientos de la borrasca. Vientos cálidos del sur para la época en la que estamos.

La guerra ya hace tiempo que terminó y el país va desarrollándose poco a poco. En esta zona se ha hecho una gran obra de ingeniería uniendo por ferrocarril Medina del Campo con Orense. La orografía del lugar ha obligado a realizar largos y continuos túneles que darán vitalidad a la región. Ferrocarril largos años ansiado.
Oscurece y es necesario volver a casa. Para contemplar la zona lo hago por el otro lado de la sierra bajando hasta el pequeño pueblo de Castromil con sus dos barriadas una en Zamora y otra en Ourense.

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